"El Ejecutivo del Estado moderno no es más que un Comité que administra los negocios comunes de toda la burguesía" (K. Marx y F. Engels, Manifiesto del Partido Comunista).

domingo, 25 de marzo de 2012

Lease

                "Hecha la ley, hecha la trampa", dice el refrán. Se conoce que es antiguo porque si hoy se reescribiera habría que decir: "hecha la ley, hecha la trampa CON la propia ley".
      
                La palma de la ingeniería fraudulenta se la llevan los contratos de eso que tan moderno suena en inglés, el "leasing"(*), en sus diversos sabores, según convenga al caso:

                - En primer lugar tenemos el "leasing", el arrendamiento financiero, o arrendamiento con opción de compra: ni compro ni alquilo, pero, a la vez compro y alquilo. Imaginad que quiero adquirir un bien (un coche, un piso, "un amoto"...): lo puedo comprar al contado, a plazos... pero también puedo realizar un contrato de este tipo en el que, mediante el pago de sucesivas cuotas, voy pagando el bien, voy pagando su uso, y al final, me queda un valor residual (la opción de  compra); Si  la ejercito, el bien pasa a ser de mi propiedad, si no nunca fue mío (simplemente me lo alquilaron ese tiempo). Hecha la ley, hecha la trampa: bajo esa fórmula se encubrieron compraventas simples (hago el leasing del piso con un plazo de un año, o menos) y alquileres puros y duros (con una opción de compra que es el valor total del bien). Para evitar que se considerara leasing a lo que no es un leasing, la Ley tuvo que obligar a una determinada duración (diez años en inmuebles, por ejemplo) y a que el valor de la opción de compra fuera razonable.

                - Luego tenemos el "lease back": consiste en vender un bien a otra persona, para, a continuación alquilárselo a esa misma persona en condiciones parecidas al caso anterior, en el que, con las cuotas, existe la opción de readquirir el bien. Imaginad que vendemos nuestro piso a una prima y, a continuación se lo alquilamos para seguir viviendo en él. La operación suena "rara, rara, rara"... y, si la diseccionamos, nos encontramos con que lo que realmente hay "por bajo", es una operación puramente financiera. A mí me hace falta pasta, a mi prima la sobra, cambio el piso por el dinero y, a  medida que le voy devolviendo lo prestado, voy readquiriendo el piso.  El caso más frecuente en un momento en el que las empresas necesitaban financiación fue ese: estas empresas ofrecían a particulares la adquisición de alguno de sus activos (máquinas, contenedores, grúas...) a cambio de volvérselos a recomprar, en un plazo de tiempo determinado a costa de pagar cuotas periódicas, en las que se incluían, obviamente, unos buenos intereses. Hecha la ley hecha la trampa: fue necesaria una ley que indicara que estos contratos no tenían naturaleza económica sino financiera, lo que implicaba un mayor control de las operaciones.

                 - Y, por fin llegamos, en el momento actual, a lo que llamaría el "lease ass" o mejor aún el "lease asshole",  que consiste en lo siguiente: yo le presto (alquilo) el piso a mi prima, pongamos por 100, y, acto seguido, mi prima me lo presta a mí por 150. ¿Qué sentido tiene esta operación? Que mi prima está en paro, le hace falta la pasta y yo quiero dársela sin que parezca un regalo. El lector mas sagaz habrá sustituido ya la palabra piso por dinero, yo por Estado y prima por banca privada, y así llegará a la conclusión de que esto funciona así: yo Estado, bajo la forma de BCE, presto dinero al 1% a la Banca Privada (mi prima) que luego, "generosamente" me lo vuelve a prestar a mí, bajo la forma de Estado de la Unión, al 5%. La finalidad es la misma: regalar dinero a mi prima (la banca), que anda muy pachucha la pobre. 

           El problema, con todo, no es de esta forma de operar,  sino de la decisión, tomada en su día, de rescatar la banca al precio que fuera, mediante regalos en dinero, técnicamente llamados "transferencias": lo que se está discutiendo ahora es si regalar dinero de un golpe (lo que es imposible) o en cómodos plazos, mediante operaciones como la explicada.

            De ahí que a este tipo de "leasing" lo haya apellidado como "ass-hole": indica claramente qué es lo que se pretende: tapar un agujero y también señala quiénes somos los que lo vamos a tapar: nosotros, claro, los tontos del culo.


(*) que, en castellano, se queda en un cutre "arrendamiento". ¡Dónde va a parar el glamour del término!

sábado, 17 de marzo de 2012

Miopía


         “Un español es un italiano lento”, he comentado varias veces en este blog(*). Siguiendo esa regla de tres un asturiano es un español lentísssssimo. Sólo así se concibe que haya sido necesario que les gobierne un tiempo un individuo inútil, borracho y pendenciero, para darse cuenta de que, quizá, no era la mejor opción para dirigir el Principado.

              En general la gente es lenta para ver las cosas, es miope, necesita tenerlas delante de las narices para darse cuenta del peligro... ¡Cuándo ya es demasiado tarde! O piensan que no va con ellos (hasta que va) o creen en los reyes magos, la magia o el ratoncito pérez... finalmente están los que creen que es la mamá cabritilla la que enseña la patita, cuando en realidad es el lobo que ni siquiera se ha preocupado en blanquearla con harina.

            Sólo así se explica que muchos de los que hoy echan la trapa de su negocio o engrosan la lista del paro en ciudades como León, Ávila, Ciudad Real, Huesca o Toledo eran de los que más se reían cuando a los funcionarios nos rebajaron el sueldo. Y en ese momento llegó la crisis para ellos que vivían, precisamente, del consumo de los funcionarios...¡Cachis diez! No lo vieron venir... Pensaban que su garbanzo aumentaría por recortar impuestos y presupuesto.

             Sólo así se explica que los parados aplaudan (de forma encubierta) una reforma laboral que creen que les dará empleo, en vez de abaratar el sueldo y derechos de todos los demás. Ellos, además, privados de la “mochila” de la prestación por desempleo acumulada serán dejados de lado por gobiernos y empresarios... ¡Pobrecitos! Aún creen en los reyes magos, o en la magia de “jolivuz” según se mire.

               Sólo así se explica que muchos autónomos aplaudan también, estos hasta con las orejas, la reforma laboral. Ignoran lo que Marx predijo hace tiempo: las crisis convierten al pequeño burgués en proletario, que es como decir que trasmutarán al autónomo en obrero. Tiempo al tiempo: cerrarán el negocio y, con suerte, los autónomos de hoy continuarán trabajando de reponedores en el Mercadona... ¡Ilusos! Creían que los Rosell, Domínguez, Ros, Arturo y similares eran su mamá cabritilla y, en realidad, eran el lobo que se los ha merendado sin contemplaciones. Esto pasa por tener mal identificado al enemigo... Ellos pensando que eran los sindicatos y ¡ya ves!...

                 Sólo así se explica que los cuatro curritos que quedan en este país y que trabajan para sostener a ellos, a su familia, a los parados de su familia y sobretodo a su “querido patrón”, anden dando las gracias continuamente a los empresarios esclavistas que cada día les ofrecen trabajar más por menos dinero...”más por menos”... De ahí debió de sacar Esperanza el lema para el metro. ¡Cobardes! Al final, el pago del salario será algo opcional: deberéis trabajar por la comida y si no... ¡ya sabes! ¡hay muchos deseando tu plaza!

               En fin, mucha, demasiada sociedad civil por hacer y concienciar... Podemos empezar llevando a nuestros conciudadanos al oculista. ¡Y al Gobierno, al pilón!




(*) Mi hijo, tras conocer Italia apuesta por la versión contraria: según él “Italia es la versión beta de lo que es un país, la versión que nunca debió salir al mercado”.

jueves, 8 de marzo de 2012

Patrick Star

                Como una conjunción interestelar (o encuentro planerario, que diría Pajín) coincide en el tiempo la celebración del día de la mujer trabajadora (me resisto a calificarlo como "día de la mujer", a secas, para evitar felicitar a Carmen Lomana o a las infantas) con el polémico  anuncio de la Unión Europea y el descubrimiento personal del gran filósofo Slavoj Zezic.

                 El anuncio tiene un mensaje demasiado obvio para ser considerado "subliminal": aparece un guerrero hindú, otro brasileño y un maestro de kung-fu: solo falta un cosaco para tener delante a los verdaderos enemigos de la Unión Europea: los BRIC; quizá por influencias de Schröder, quizá para evitar que Putin nos corte el gas, hemos reducido al enemigo a la condición de un bolígrafo (bic), pero ahí está, sigue presente.

                 Europa, representada como un conjunto de mujeres (blancas y rubias todas ellas, "estrellitas freixenet"), preocupadas por la lucha contra el machismo más allá de las fronteras europeas. Aquí, ya sabemos, no existe: no luchan contra las cofradías sevillanas de "solo hombres", ni contra los clubs ingleses  sólo para "gentlemen", ni contra la Iglesia Católica, ni contra los del desfiles tradicionales de las fiestas de Irún... ¡No! ¡Todo eso ya está superado! Ahora toca meterse con el "extracomunitario", de color de piel distinto y ¡ay! bastante más pobre que nosotros.

                Y, en medio de toda esta gilipollez que pretende disfrazar la lucha de clases, en luchas por la igualdad de sexos, razas o religiones, surge Zezic con su ensayo "En defensa de la intolerancia". Con su introducción sobran comentarios: 

"La prensa liberal nos bombardea a diario con la idea de que el mayor peligro de nuestra época es el fundamentalismo intolerante (étnico, religioso, sexista...), y que el único modo de resistir y poder derrotarlo consistiría en asumir una posición multicultural. 
 
Pero, ¿es realmente así? ¿Y si la forma habitual en que se manifiesta la tolerancia multicultural no fuese, en última instancia, tan inocente como se nos quiere hacer creer, por cuanto, tácitamente, acepta la despolitización de la economía? 
 
Esta forma hegemónica del multiculturalismo se basa en la tesis de que vivimos en un universo post-ideológico, en el que habríamos superado esos viejos conflictos entre izquierda y derecha, que tantos problemas causaron, y en el que las batallas más importantes serían aquellas que se libran por conseguir el reconocimiento de los diversos estilos de vida. Pero, ¿y si este multiculturalismo despolitizado fuese precisamente la ideología del actual capitalismo global? 
 
De ahí que crea necesario, en nuestros días, suministrar una buena dosis de intolerancia, aunque sólo sea con el propósito de suscitar esa pasión política que alimenta la discordia. Quizás ha llegado el momento de criticar desde la izquierda esa actitud dominante, ese multiculturalismo, y apostar por la defensa de una renovada politización de la economía".


Por fin una voz para decir lo que la verdadera izquierda debería haber denunciado hace años: las luchas contra el machismo, el racismo, la religión... son batallas parciales de una lucha global: la lucha de clases; la lucha de los que no tienen nada ("los nada de hoy, todo han de ser") y los que lo tienen todo. Quizá sea tiempo de dejarse de "alianzas neoliberales de civilizaciones" y empezar a repartir hostias, bien dadas y a quién, de verdad, se las merece: que no son, indudablemente, ni los inmigrantes, ni las mujeres, ni los pobres, ni los obreros: son los banqueros, los politicos, los que nos gobiernan...


domingo, 4 de marzo de 2012

Barato, barato

              Imagínese, querido lector, por un momento, que usted fuera panadero: ¿le gustaría que la harina que compra (y, por ende, el trigo) estuviera más barata o más cara? La respuesta es obvia: si la harina está más barata, usted puede fabricar pan a un menor coste lo que le supone un aumento de su beneficio. Igual sucede con el carnicero, si se abarata el precio de las reses, a la almazara si se rebaja el precio de la oliva, a la bodega si caen los precios de la uva... y al taxista si baja el precio del gasoil.


                     ¿Y cómo se puede conseguir que baje el precio de la harina (suponiendo que bajara con la bajada en el precio del trigo)? La solución clásica es sencilla: si la oferta supera la demanda, los precios bajarán hasta encontrarse en un nuevo precio y cantidad en equilibrio, que, de acuerdo con esa teoría, supondrá una cantidad mayor a un precio menor. Por la cuenta de la vieja el bodeguero también lo sabe: si la cosecha de uva es muy grande los precios de la uva bajan, si la cosecha es escasa habrá que pagar más por la uva. El bodeguero, el molinero, la almazara... esperan que su materia prima sea abundante, lo más abundante posible para conseguir precios bajos e incluso, si la cosecha es demasiado abundante, parte de ella se pudra en campos y almacenes sin encontrar comprador. Esto a ellos no les preocupa, mientras hayan logrado abastecerse a los precios más bajos posibles, como resultado de la sobreabundancia de producto.


               Exactamente lo mismo sucede con lo que para el empresario no es más que "otro factor productivo" (como el trigo, la oliva, el gasoil, el hierro...): el trabajo. Lo primero que le interesa al capitalista es que el precio del trabajo sea lo más bajo posible, lo que sólo se consigue, según la teoría clásica antes expuesta, cuando existe abundancia, sobreabundancia, de forma que la oferta supera la demanda. Para conseguir esto, el empresario actual raramente puede confiar en soluciones naturales, como preñar a la hija del obrero (todo se andará) pero si dispone de una batería de soluciones legales, que progresivamente va aplicando: estas soluciones legales pasan por precarizar las condiciones de vida del "factor trabajo" de forma que, carente de protección, deba "verter" desde su más tierna infancia, su fuerza de trabajo en el mercado y en las reglas de la oferta y demanda. En la época de las vacas gordas la abundancia estaba garantizada mediante la mano de obra inmigrante (legal y, mejor aún para el empresario, ilegal) pero con la crisis hay que echar mano del "producto nacional" degradándolo hasta el extremo que les convenga.


                   El desmontaje del Estado de Bienestar que vivimos se desarrolla en tres frentes, dos de ellos son mundiales, el tercero de ellos es, específicamente "cañí". Estos frentes son:

  • En primer lugar mediante la reducción o supresión de la protección social de forma tal que "o trabajas o te mueres": eso incluye tanto el recorte de las prestaciones sociales (desempleo, pensiones... pero también ayudas por maternidad, becas...), sin olvidar la Sanidad: si no la pagas (para lo que tendrás que trabajar) no la tienes.

  • En segundo lugar mediante la disminución de derechos laborales. Aquí entra el papel de la reforma laboral: despido cuasilibre, ataque a los sindicatos, convenios al cubo de la basura... Debilitamiento de la posición de los trabajadores para que acepten cualquier cosa a cualquier precio.

  • En tercer lugar, y esto es específicamente "ejpañol": la eliminación del sistema educativo. España ha sido siempre un país de empresarios cutres y esclavistas que necesita una mano de obra poco preparada para tareas que no requieren cualificación: desde arrancar garbanzos, a pasear bandejas con bebidas o poner, de vez en cuando, algún ladrillo. Formar al trabajador es perder el tiempo e incluso perder al trabajador, si, una vez formado se larga a un país donde al menos usen el "excel" en lugar del ábaco, que, siendo más barato (un par de euros en los chinos) es la herramienta contable preferida por el "innovador" empresario español. Por consiguiente, y para que contar con esa abundancia de factor trabajo, adaptada a las necesidades de la empresa española, necesitamos un trabajador semianalfabeto, "cani" o "choni", que no sepa siquiera orientarse en una estación de autobuses, no sea que se largue con viento fresco.
 
          En conclusión: ¿qué el empresario está interesado en que disminuya el paro? (risas), ¿qué el empresario quiere pagar más por el factor trabajo? (más risas), ¿qué el empresario español quiere trabajadores formados? (risas estruendosas) ¿qué este gobierno, sicario de los empresarios, quiere mejorar las condiciones de los trabajadores, luchando contra el desempleo, aumentando los salarios y mejorando los servicios públicos? (risas, carcajadas estruendosas, alborotos... fin de la función)