"El Ejecutivo del Estado moderno no es más que un Comité que administra los negocios comunes de toda la burguesía" (K. Marx y F. Engels, Manifiesto del Partido Comunista).

domingo, 27 de febrero de 2011

Recipes

         Antes de atender la petición de mi blog hermano sobre ese asuntillo que tienen los keynesianos con la inflación, que me llevará tiempo si el trabajo, el pluriempleo y las migrañas lo permiten, voy a reordenar dos posts que ya tenía escritos y que, van a venir muy bien como aperitivo de lo que en cuánto pueda explicaré sobre el pretendido efecto inflacionista de las políticas keynesianas. Este es primero de ellos:

           Esta semana, en clase, explicaba las tres posiciones sobre la crisis (esta crisis y, en general, todas las crisis del capitalismo), de la siguiente forma: 

            Todos coinciden en que el paciente está enfermo, pero discrepan sobre sus causas y, en consecuencia, sobre la cura. 

           Están, en primer lugar, la de los que creen que la enfermedad se debe a las privaciones: al paciente se le ha encerrado en una celda, falta de aire y con malos alimentos y por eso, se ha puesto malo. Excesiva regulación estatal, mucho intervencionismo público, demasiadas bocas que alimentar: la solución abrir la jaula y dejar que el paciente vaya a su aire hasta que se recupere. Académicamente esto supone des-regular, reducir el Sector Público, liberalizar... Esta corriente que, como decía en clase, es mayoritaria en España, tiene una aceptación inversamente proporcional al grado de desarrollo intelectual de las personas (y gobiernos) que las sostienen: cuanto más desarrollado menos crees en ella, entre otras cosas porque al saber leer y leer en los libros de Historia, te das cuenta que el paciente ya se ponía malo antes siquiera de que existiera el Sector Público. 

           Luego están los que creen que el capitalismo es un maniaco depresivo que debe tomar su medicación para estar controlado: cuando no se la toma se producen etapas de euforia y de depresión. Si se las toma todo va por una senda de crecimiento estable. Esta medicina se llama rama de estabilización del Sector Público. Como hacía tiempo que el enfermo no se estaba tomando las pastillas, bien porque no nos habíamos dado cuenta de que se habían acabado, bien, en la mayoría de los casos porque pensábamos que ya estaba curado, ahora resulta que tiene una recaída y hay que volvérselas a dar. Estas pastillas son una mezcla de bromuro y antidepresivos: de bromuro para que, en las épocas de euforia, no se tire a todo lo que se menea como un perro en celo y de antidepresivos para que las "horas bajas" el paciente no se suicide. Estas pastillas se llaman políticas fiscales y consisten en animar el gasto público y la inversión cuando nadie lo hace y en sangrar al enfermo cuando está excesivamente eufórico. Esta opinión es mayoritaria entre los expertos económicos más reconocidos a nivel mundial, y se predica (aunque no se haga) en muchos foros. 

           La tercera opinión es que el enfermo tiene un cáncer terminal: a temporadas mejora pero luego vuelve a recaer. Los intentos de hacerle mejorar son como las hierbas, los curanderos o las oraciones: una pretendida mejora, psicosomática, durante un tiempo y luego vuelta a caer... Esta opinión sólo la encontraréis rebuscando mucho, en foros alternativos, y bebe de esas viejas teorías de aquel barbudo que, viene a aburrirnos con sus molestas opiniones que han devenido ciertas. 

          ¿Y cuál es mi opinión? Una cosa es la libertad de cátedra y otra llamar a la revolución... Pero que conste que soy partidario de una muerte digna.
 

martes, 22 de febrero de 2011

Semana Fantástica




          Estos días se celebra la Semana Fantástica. Pero no la de El Corte Inglés, que con la crisis se lleva a cabo ahora todos los fines de semana(*), sino la otra, la del 23F.

          
         Aprovechando el treinta aniversario de tan conocida efeméride, el Régimen se encarga de dar una nueva vuelta de tuerca a la interpretación del hecho histórico para que nos quede bien grabado a sangre y fuego y no se nos olviden jamás los hechos y, sobretodo o ante todo, lo que suponen en la historia de nuestra ¿joven? ¿democracia? 


         El 23F es la "prueba del algodón" de que lo que tenemos es una democracia auténtica y no un mero "amejoramiento" del Estado nacido el primero de abril de 1.939. A fin de cuentas, si esto no fuera más que "franquismo edulcorado", por qué , entonces, los franquistas(**) intentaron alzarse contra este proyecto de democracia. Por eso interesa sacar la fecha a pasear a toda costa, porque, a falta de una revolución (aunque sea fallida, como la de los claveles) o simplemente de un valiente "no" a un plebiscito (como en Chile), si a nuestra democracia le quitamos el 23F, se nos queda en nada. Hay que realzar ese acto de valentía sobre todo "de los de arriba" (el Rey, Suárez, Torcuato...) y también del resto de la sociedad, aunque para eso, como en los anuncios de detergentes, realmente se mienta. 


          Un papel más que oscuro de la monarquía y de las altas instancias simplemente se oculta, aunque, paradójicamente cada vez se sepa más de ello, mientras se enardece el valor popular de las masas y de un Monarca, más que Rey, caudillo, que supo parar a los involucionistas, y llevarnos, como corderillos, a las verdes praderas de esta gran democracia que ahora disfrutamos y que no sería posible sin usted: ¡Gracias, Majestad! 


          Otros tienen asaltos a la Bastilla, revoluciones, revueltas del té, guerras de independencia, reyes defenestrados y tipos como Cromwell... Nosotros tenemos algo mejor: un Rey, un líder campechano, que nos libra de nuestros enemigos y nos ampara ahora y en la hora de nuestra muerte, amén. 


          Paradojas del destino: este año se cumple también el 80 aniversario de la II República (no son los 100 de la Portuguesa que nuestros vecinos celebraron el año pasado, pero tampoco está mal): veremos como, a diferencia del 23F, sobre esta fecha se pasará de puntillas: será inevitable, con todo, hacer un poco de pantomima: el típico melodrama televisivo, un puñado de tergiversaciones y algún travesti político (Bono o ZP mismo nos valen) aferrado un minuto a la tricolor... Total, nadie va a protestar... ¡si ya están todos muertos! Y luego, rápidamente, a pasar página....¡y a otra cosa, mariposa!




(*) Ofertas exclusivas que sólo duran 48 horas... Al más puro estilo Macy´s.


(**) Que es, según la opinión de todos los historiadores anglosajones, el nombre que en España damos a los fascistas.

lunes, 21 de febrero de 2011

Mohamed


          Preparando una exposición que realizaré en la Universidad de Valladolid este miércoles, extraigo los siguientes datos de los informes anuales de Recaudación de la Agencia Tributaria (información pública disponible en su web): en 2.000, la recaudación líquida por el Impuesto sobre Sociedades ascendió a 17.207 millones de euros (toda la recaudación impositiva del Estado ascendió a 107.764 millones); en 2.004 la recaudación líquida por ese concepto tributario subió hasta los 26.020 millones de euros (total de ingresos tributarios estatales 140.854 millones de euros); en 2.007 se llegó al techo: 44.823 millones de euros (sobre 200.676 millones de euros que era la recaudación líquida de todos los impuestos estatales). A partir de ahí, el desplome: en 2.009, por ejemplo, la recaudación líquida descendió hasta los 20.188 millones, con una recaudación líquida de todos los impuestos estatales de 144.023 millones de euros.


             Como el lector enseguida advierte hay un descenso de recaudación a niveles de principios de siglo y ese descenso se aprecia especialmente en el Impuesto sobre Sociedades, que, haciendo los oportunos cálculos pasa de representar casi una cuarta parte de la recaudación (22,3%) en su "finest hour" a suponer tan solo un 14% de la recaudación líquida total en 2.009.


              La primera lección que se saca de estos datos es el desplome de los ingresos públicos, que es la verdadera causa del déficit público español. Pasado mañana presentaré al público las cifras haciéndoles ver que cada dedo de su mano representa 10.000 millones de euros: en 2.000 los ingresos del impuesto sobre sociedades representan casi dos dedos (el meñique y el anular) de los diez dedos de las dos manos. En 2.004 lo recaudado por el Impuesto sobre sociedades representaba casi tres dedos (corazón, anular y meñique) de los dedos de las dos manos y un pie. En 2.007 los ingresos por el Impuesto sobre Sociedades suponen casi "la manita" teniendo en cuenta los dedos de las dos manos y de los dos pies. En 2.009 los ingresos por el impuesto sobre sociedades son dos dedos sobre los dedos de las dos manos y un pie: la crisis ha supuesto que nos hayan amputado un pie, la crisis y los desvaríos del "in-solbes-nte submarino tuerto" y del pato mareado que lo capitanea, han supuesto que, a la recaudación por el Impuesto sobre sociedades la hayan quitado, de golpe, la mitad de su peso. Por cierto, también les contaré, que después de habernos cortado un pié, cuando andamos cojeando, la clac del capitalismo europeo nos insulta llamándonos vagos, por no correr lo suficientemente deprisa(*). 


          Pero, el rayo neoliberal de nuestro gobierno, que no cesa, va más allá. El año pasado se ha metido la tijera para amputar los "dedos" que quedan al Impuesto sobre Sociedades, hasta dejarlo reducido a un impuesto tipo "bonsai", a la irlandesa: ya son pymes (empresas de reducida dimensión) y por tanto tributan a tipos más reducidos las "pequeñas" empresas, cuya cifra de negocio, es inferior, a la mísera cantidad de 10 millones de euros (el tendero de la esquina): éstas empresas pagan por sus primeros 300.000 euros de beneficio(**), el sueldo de un controlador, el 25%, un tipo equivalente al del mil eurista más bajo de la escala de IRPF (un 24%). Si además la sociedad es una microempresa, menos de 5 millones de euros de cifra de negocios y una plantilla de menos de 25 trabajadores (es decir el kioskero de debajo de casa), paga todavía menos: el 20% sobre sus primeros 300.000 euros de beneficio y el 25% por los restantes, hasta el infinito y más allá. Aparte, claro está, la libertad de amortización, que permite comprar hoy y pagar impuestos cuando las ranas críen pelo. Todo esto conviene saberlo cuando miremos el recibo de la luz o la cesta de la compra y veamos lo que ha subido del 16 al 18% de IVA, pues los impuestos son la "comida" del Estado y lo que no se saca por un lado (el bolsillo de los beneficios empresariales de las sociedades) se saca por otro (tu bolsillo de consumidor final y "pringao" del sistema). 


            ¿Y todo esto por qué se hace? Porque el empresario español, como el Rey, es primo hermano del empresariado alauita: cuando en España el empresario quiere producir más barato, no se acuerda, como el alemán de invertir más, ni de formar y pagar más a sus trabajadores. Prefiere, y le es más cómodo, hacerse el "marroquí": presionar al Gobierno de sicarios (PP) o peleles (PSOE) de turno, para que rebaje los costes de producción: y estos costes de producción (rebajables) son de tres tipos: los salariales (que se bajen los sueldos del "currito"), los costes de la Seguridad Social (que se bajen las cotizaciones, aunque con ello no haya pa'pensiones) y los impuestos sobre los beneficios empresariales. De rebajar sus beneficios ni hablar, se inviertan en algo o se destinen al consumo improductivo de esta parasitaria clase ociosa. ¡Así, Señor Marqués, da gusto competir!


Así son nuestros empresarios, no los de Marruecos, no, los de España: Salad en inglés, que quiere decir ensalada en castellano.


(*) Esa es la causa primordial de nuestro déficit: la caída de ingresos, no el “despiporre” de gastos.


(**) Conviene indicar que, todavía en Hacienda, si no hay beneficios no cobramos impuestos directos: vamos que no ponemos impuestos a las pérdidas, o a quién no tiene rentas.

viernes, 18 de febrero de 2011

Génesis



         Comenta un habitual, Runner, el desacierto de considerar como ejemplos de empresarios "sinvergüenzas" a Jobs o Gates. Para ello deberíamos dejar a un lado aspectos como la imposibilidad de cambiar la batería de un ipod sin tirar todo el cacharro, la incapacidad de meter un programa libremente en un iphone la "obsolescencia programada" de las versiones anteriores del sistema operativo windows, los contratos con proveedores de hardware para que no revelen sus especificaciones a los programadores de código libre... sin olvidar el cambio de propiedad por el derecho a una cesión de uso que hace que todo lo que llevas encima (tarjetas de crédito, móvil, DNI...) no sea tuyo sino de otro; prácticas todas ellas que justificarían el término de "sinvergüenzas" como un sucedáneo del de "delincuentes". Pero de todas formas mi interés en este post es otro:



          Si pusiéramos un "pastómetro" (un medidor de la guita que entra en el bolsillo de estos dos elementos, algo parecido al contador del gas), veríamos que las entradas no son regulares: al principio, cuando lo del garaje y todo ese cuento ("vidas de santos"); es decir cuando se encontraban en la etapa que Marx llamaría de "pioneros del capitalismo" (pioneros en el sentido de David Crockett, o, lo que es lo mismo, cuando eran "tramperos del capitalismo") la entrada sería más pequeña, aunque suficiente para constituir ese capitalito inicial con el que el capitalista se lanza (a cuerpo o acorazado tras la forma de corporación) al mercado. Y, a partir de ahí, ese capitalito "eclosiona" y va creciendo más y más, exponencialmente, de tal forma que, si nos damos cuenta, sus grandes fortunas no son las ganancias de sus ideas sino el producto de los beneficios obtenidos a partir del capital con el que se les retribuyó esa primera idea. Y esto es importante, porque un árbol no es la semilla (aunque proceda de ella) sino que, de ser algo, será un conjunto de nutrientes y energía que había alrededor de dónde fue plantado y que se han convertido en árbol. Con esta sencilla parábola se comprende que la fortuna de estos tipos (el tronco de su fortuna) no viene de ellos sino de la tierra en la que plantaron su semilla, es decir, de la sociedad. Pero puesto que la disfrutan ellos y no los niños africanos, donde, por cierto, va la mierda que fabrican cuando ya no le sirve al burgués occidental(*) es por lo que la denominación de "sinvergüenzas" es, efectivamente, desacertada: es tremendamente benévola.



            Forcemos más la máquina: imaginemos el caso del pobre obrero que, a base de privaciones, consigue, a lo largo de toda su vida, hacer un pequeño capitalito. Y a partir de ese pequeño capitalito, fruto sin duda de toda una vida de trabajo y abstinencia (por ejemplo limpiando casas y fregando escaleras) le empieza a rentar ("rentuar" que dicen en mi pueblo) un dinerillo. Pues bien, ese dinero es, igualmente innoble, pues teniendo su génesis en un capital conseguido a base de una conducta ejemplar (para unos, para otros simplemente estúpida), se ha generado a partir de un dinero (D), que sólo puede generar más dinero (D') mediante un proceso de explotación sobre otras personas. No hay otro secreto, porque, como veremos en próximos post, el dinero en la cartera "no cría", por si mismo, como sucede con los conejos, más dinero.



            ¿Qué es encomiable la forma en que se gestó el capital inicial?, ¿qué su propietario es ignorante del proceso por el que con ese capital obtiene un beneficio?, ¿qué la sociedad es "asín"? Todo eso no desvirtúa el proceso económico que hay debajo, ni la inmoralidad del sistema: simplemente establece un proceso de responsabilidad colectiva de todos, sí, de todos nosotros, sin excepción:





           ¿Reconocer esto es tener un patológico complejo de culpa por ser, vivir y comportarnos como unos miserables? Hank lo llamaría así, yo prefiero llamarlo remordimiento de conciencia... Otros lo llamarán, simplemente, dolor de los pecados.




(*) Conviene recordar que los chismes tecnológicos se estropean, pero no se desintegran.

martes, 15 de febrero de 2011

San Valentín



         Badiou, Alain Badiou. Aunque ya citado en otros post de este blog, vamos a hacer un poco de propaganda a este filósofo marxista: sus dos últimas obras son tremendamente interesantes: "Elogio del Amor" y "La Hipótesis Comunista". Por su proximidad a San Valentín, vamos a empezar por la primera, de la que existe traducción al castellano(*). 



           Sostiene Badiou que en el Ser Humano hay dos naturalezas: el amor y la violencia. En lo económico la primera propicia la cooperación, el altruismo, la entrega desinteresada; la segunda desencadena la competencia, la libre empresa, la destrucción... Ya os podéis imaginar cuál de ellas alimenta nuestro vigente sistema económico. Propugna el amor como instrumento de combate frente al capitalismo: puesto que él define el amor como entrega total y sin contrapartida hacia otra persona parece claro que no existe acto más "antisistema" que dejarse llevar por ese sentimiento. Si todo el mundo lo hiciera, el capitalismo estaba acabado. Pero como la economía de libre mercado no es tonta incentiva como "verdadero" un tipo de amor "mercantilizado" (una mezcla de pornografía libre y contrato financiero, dice), de carácter contable, de separación de bienes (diría yo), al que trata de reconducir cualquier impulso amoroso disparatado (que olvida el yo para centrarse en el otro). Para la lucha contra el capitalismo rescata el concepto de fidelidad que define como "un punto en el que no se cede", es decir, una idea, una relación, una opinión, una forma de ser que no se está dispuesto a abandonar bajo ningún concepto. 



            La hipótesis comunista es también muy sugerente. No existe traducción al castellano y lo que me he podido agenciar es una traducción al inglés, cortesía de los marxistas "de salón" (como yo) de la revista Newleft. Esperemos que, en breve, alguna editorial latinoamericana (o Akal) traduzca la obra: en ella Badiou defiende que el hecho de que los proyectos comunistas (de commune, (municipio) comuna y de ahí común, proyectos en común) hayan fracasado a lo largo de la Historia hasta ahora, no debería implicar que dejáramos de intentarlo. 

         Realiza una comparación con el Teorema de Fermat: su intento de demostración, infructuoso hasta hace pocos años, no supuso que se abandonaran los esfuerzos por demostrarlo, ni que se considerara falso que siendo n un número entero mayor que 2, la ecuación x^n+y^n=z^n no tiene solución en la que x, y, z sean números enteros: simplemente, brillantes mentes matemáticas a partir de distintos razonamientos siguieron intentándolo hasta que alguien lo demostró. Pues eso es lo mismo que hay que hacer con el comunismo. 



         Siempre que se presenta a Alain Badiou se le describe como el filósofo francés vivo más conocido fuera de Francia. ¡Mentira! Una nación de naciones resiste y seguirá resistiendo al invasor, con una poción mágica que nos hace invencibles, y que se llama Savater (da igual si es Fernando o Leticia).








(*) Curiosamente de “La esfera de los libros”, del perroidiota.

lunes, 14 de febrero de 2011

Dead Man walking



        Durante buena parte del siglo pasado la gente solía fallecer "de muerte natural": ésta era una categoría que no se tenía en cuenta para la estadística de las patologías o accidentes, de forma que daba la sensación que los verdaderos problemas de mortandad se centraban en los atropellados por carruajes, intoxicados por el brasero, o aplastados por el derrumbe de algún edificio tras una explosión de gas. Hoy, por supuesto, nadie muere "de muerte natural", sea joven o anciano: uno "palma" por una insuficiencia renal o respiratoria, por un paro cardiaco, por un derrame cerebral, etcétera, etcétera, etcétera. 



         El sistema económico que más muertos ha causado a lo largo de su existencia es, de lejos, el sistema capitalista, pero, al igual que con la "muerte natural" sus víctimas no se computan, o, si se hace se atribuyen a "causas naturales", pues es natural que el sistema capitalista destruya la tierra y todo lo que en ella habita: hasta se justifica en aras del progreso y del bienestar de ¿la mayoría? de las personas. Son, además, víctimas dispersas por las partes más pobres del planeta, dejadas morir de hambre, por guerras o por catástrofes evitables: un método más barato y discreto que el fusilamiento. 



           Para el resto de las "patologías" sí se lleva por cuenta el número de muertos, tanto si esos otros sistemas eran realmente distintos del capitalismo, o si, simplemente, se trataba de aberraciones de dictadorzuelos alumbrados(*). También en esto hay una mayoría silenciosa: una mayoría de muertos silenciosa, que saben quién los ha matado, pero que no pueden denunciarlo, entre otras cosas, porque están muertos. Y los verdugos los tenemos ahí, muertos por dentro y a la vez vivientes por fuera: dirigiendo nuestros Gobiernos y Empresas. Y ¡Ay! a lo mejor nosotros, los opulentos ciudadanos de Occidente, nos hemos convertido en "zombies" como ellos.






(*) Hobsbawm, en su excelente "Historia del siglo XX" nos recuerda que el Gobierno Norteamericano tardó más de una década en "decidir" si el Régimen Cubano era o no era "comunista". No debía estar muy claro, o quizá les faltaba algún mecanismo jurídico, como la Ley de Partidos, para decidirlo instantaneamente.

jueves, 10 de febrero de 2011

Sadomaso


           Las relaciones entre los Políticos y la Prensa parecen sacadas de las más sórdidas mazmorras del autor de los 120 días de Sodoma. Lo curioso es que según, cómo, o cuándo se mire, los papeles de am@ y esclav@ son interpretados alternativamente por unos u otros.

             La Prensa vive de los Políticos, siempre detrás de ellos, pendientes de sus gestos, con una sonrisa babeante: reciben sus subvenciones, venden ejemplares gracias a ellos, vivaquean de los entes públicos en su papel de anunciantes, protagonizan sus culebrones... Visto así es fácil ver a la prensa (a.k.a. "los medios"), a los pies de sus amos: los políticos.

             Pero los políticos viven pendientes de la prensa: movilizan o desmovilizan votantes, les dicen a quién tienen que votar , ensalzan o ridiculizan sus decisiones, coronan o destruyen candidatos, destapan u ocultan vergüenzas, distraen a las masas, atontan al personal, les hacen vivir en un mundo de fantasía... ¡Vaya!, ¡Vaya! Parece que ahora el ama es la Prensa y el esclavo el Político.

            A esta parejita la tenemos ya muy vista(*): ¡Cómo se lo tienen montado este "couple" de "switchs" para estafar al personal! Sus prácticas son in-sanas, in-seguras pero, eso sí, consensuadas: consensuadas para que las hostias nos las llevemos los demás, después de convertirnos en sus perrillos falderos. Pues que se vayan a algún plató de Telecinco y nos dejen a los demás con nuestro (querido) sexo convencional (¿o era Diagonal?).



(*) Como a la del complejo militar-industrial, denunciado por el general y luego Presidente de los Estados Unidos: el republicano Eisenhower.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Matarile, rile, rile


            El sistema educativo remunera, mediante el expediente académico, al alumno más aplicado, no al más inteligente. Eso es algo de lo que tenía la sospecha en mis tiempos de estudiante y que ahora he confirmado desde mi experiencia de profesor universitario a tiempo parcial. De ahí que los tenedores de los mejores expedientes, esto es,  los alumnos más aplicados pero no necesariamente  los más inteligentes, se queden en la Universidad, y que cueste tanto no sólo mejorar la calidad de la enseñanza, sino también, o sobretodo,  la investigación, donde se precisa no sólo trabajo, constancia y disciplina, sino también ingenio, creatividad, inconformismo y talento.

            Otro tanto sucede en el ámbito económico: el dinero no remunera el trabajo, dedicación, esfuerzo, inteligencia... sino que lo que remunera es, además del capital previo(*),  la falta de escrúpulos. De ahí que sólo pueda hacerse rico el que carece de ética y que el capital se acumule para su uso productivo o improductivo en las manos de los más sinvergüenzas de la sociedad.

             Si éstas son las dos llaves para dirigir la sociedad, dinero y conocimiento, salta a la vista que las sociedades capitalistas están dirigidas por un conjunto de individuos poco recomendables. Y con esta materia prima no debe sorprendernos hacia dónde nos dirigimos: ¡Tierra a la vista!


(*) Dinero llama a dinero.

lunes, 7 de febrero de 2011

Bangles

          La culpa de lo que está sucediendo en Túnez y Egipto la tiene la inmensa avaricia de sus clases dominantes: no se conforman con mandar siempre los mismos, además se empeñan en “mandar por medio de las mismas personas”. Repiten periódicamente procesos electorales en los que siempre gana el mismo partido que presenta, invariablemente, al mismo candidato, que, inevitablemente, acaba convirtiéndose en Presidente vitalicio, en un ciclo de legitimación en las urnas eterno.


           La solución es sencilla: deben dividir su partido en dos: por ejemplo, a la derecha los militantes que tienen un número de años pares, a la izquierda los que tienen un número de años impares. A continuación deberían establecer una alternancia en el poder: ocho o doce años parece un plazo razonable: menos da imagen de poca estabilidad, más se empieza a dibujar, de nuevo, el fantasma de la dictadura.


           Y que se vean nuevas caras: no siempre presentar a la misma persona, promocionar a los becarios, minorías, mujeres... e ir retirando a los que ya están muy vistos.


           Si estos países siguieran esos simples consejos, ya tendríamos implantados en todos ellos... ¡una democracia occidental!(*)





(*) En Túnez sólo les faltó dar este último paso. El partido del depuesto Ben Alí formaba, hasta ahora parte de la Internacional Socialista. El sindicato acomodaticio con el Régimen se llamaba Unión General de Trabajadores (Tunecinos)... Debe ser que lo da el nombre...

domingo, 6 de febrero de 2011

Cartilla Palau II

          
         Libertad individual dentro de una sociedad organizada:


       
          También he visto en los comentarios que el grado de solidaridad depende de lo que cada uno esté dispuesto a dar "sin recibir nada a cambio". Otro error de concepto, derivado de confundir solidaridad, o más precisamente redistribución, equidad, o simplemente justicia (que es como lo llamamos en clase) con caridad o beneficencia. Yo puedo decidir dar o no a ese pobre limosna, e, incluso, si me parece, darle un "bocata de choppeeeer" en lugar de dinero(*); pero lo que no es discrecional es el grado de redistribución de mi riqueza que debo tener con los demás en una sociedad: este me viene impuesto. Y si no, echemos un vistazo al artículo 31 de la Constitución: Sus primeras palabras son un mandato a los españoles: "Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica...".


         ¿Y quién fija ese grado de reparto de mis riquezas? Nosotros, naturalmente: Recuerdo que hace unos años acudió a un foro de "expertos" el profesor "neocon" Lagares. Trataba de explicar cómo las sociedades prósperas eran aquellas que habían bajado sus impuestos y disminuido el tamaño del Sector Público; aportó datos y puso, como ejemplo de crecimiento a....¡Irlanda! naturalmente. 

           En el debate posterior le planteé que el tamaño del sector público, el nivel de impuestos, en qué gastar los dineros del Estado, es algo que no compete decirlo al experto, al catedrático o al gurú de turno: es algo que tenemos que decidir los ciudadanos: los ciudadanos decidiremos cuál es el grado de intervención pública que queremos, qué cosas queremos tener gratis y qué no... sin necesidad de aguafiestas: si queremos suicidarnos es nuestra decisión. Para más "inri" resulta que en los casos históricos en los que las decisiones se han tomado así, y no por expertos ni por dictadores, las cosas han salido bordadas, en lo económico y en lo no económico: si preguntáramos a las madres de los futuros soldados si hay que hacer una guerra, hace tiempo que se habrían acabado todas. 


            Esa es precisamente la idea fundamental de mi curso de Hacienda Pública: conseguir meter en la cabeza de los alumnos que "seremos y haremos lo que nosotros queramos ser y hacer" en materia económica, en política, en lo social... en todo: eso precisamente es democracia y no (sólo) ir a votar cada cuatro años(**). 


           ¿Y que pasa si un ciudadano no está de acuerdo con las preferencias de reparto que ha establecido la sociedad? "Ajo y agua" Y si decide salirse del juego, que sepa que se coloca "fuera de la ley" y que, como comenté en el post anterior, será perseguido como un forajido, por gente como yo, reclutada para ese trabajo, el peor reconocido del mundo. Y si nos sisa un poco (y le pillamos) se irá con la cartera más vacía (la cuota, los intereses y una sanción), pero si nos roba mucho... pues se irá a la cárcel, según estipula nuestro Código Penal (y el de Francia, y las leyes de Estados Unidos...). 


           ¡Ah! y no vale decir, pero "moralmente" mi conducta es irreprochable: ¡No señor! Tu conducta es tan obscena como la de cualquier otro sujeto antisocial: la sociedad ha decidido cuál es el grado de reparto de la riqueza y colaboración que queremos: los demás seres que te rodean están siendo estafados con tu conducta, porque tú, al parecer, te crees que vales más que los demás. La opinión mayoritaria no te vale (aunque te digas demócrata). 

           En definitiva, lo mismo que los chicos en el recreo: ¡Si no me hacen capitán del equipo, no juego! ¡Si eso no es penalti ,me voy! Eso incluso aunque seas tú el que traigas la pelota. 



         (*) De ahí la anécdota que se atribuye a Russell cuando se negó a dar limosna a un mendigo alegando "Señor, yo soy socialista y los socialistas no damos limosnas". 



          (**) Algo que en Túnez venían haciendo durante décadas.