"El Ejecutivo del Estado moderno no es más que un Comité que administra los negocios comunes de toda la burguesía" (K. Marx y F. Engels, Manifiesto del Partido Comunista).

viernes, 15 de julio de 2011

Traca final

          En este laberinto que es la Unión Europea y sus problemas crediticios, contar con un buen mapa y/o un GPS resulta imprescindible. Como no tengo a mano ninguno de ellos recurriré al viejo truco del hilo de Ariadna. 



          La Unión Monetaria...¡ay! ese bonito intento de empezar la casa por el tejado, contraviniendo toda la experiencia histórica. Hasta en los Estados Unidos de América, con lo duros de mollera que son, empezaron por la unión política y sólo bastante tiempo después empezaron con la monetaria. De ahí que en las pelis de jichos incluso se hable de un dólar de Tejas, un dólar de Kansas, etc... Aquí, en el crisol de todas las razas, siglos después de la unificación de los Reyes Católicos (y varios siglos antes, por cierto de la unificación de los rayos catódicos) convivían monedas (y pesos y medidas) de todas las partes del reino y reinos adyacentes como si tal cosa. Buen negocio, además para las casas de cambio.


           Bueno, pues pese a todo, estos listos que nos gobiernan decidieron empezar al revés, o lo que es peor, poner el tejado y sostenerlo en el aire. Todavía estoy esperando a que pidan disculpas a todos los que propugnamos el "no" a ese engendro de "Constitución Europea" precisamente porque faltaban los cimientos económicos, democráticos y sociales de la Unión (y encima querían quitarnos los nuestros, que son de corchipán, pero al menos existen). 



           Dicho esto ¿que coños está pasando con la deuda pública, Grecia, Portugal, rescates, Agencias de calificación? Como aquí cada uno mira por sí, cada Gobierno, y más aún la gente de cada Estado iba procurando atender sus necesidades (infrestructuras, sanidad, educación.. pero también negocios empresas...) con los recursos que podía obtener. Esos recursos, en el caso de los Estados, se pueden adquirir (vía impuestos) o tomar a préstamo (deuda pública) con el pequeño detalle de que más tarde habrá que devolverlos. Los particulares tienen también esas dos vías, adquirirlos (vía rentas) o tomarlos a crédito. Como habíamos alcanzado la senda del crecimiento infinito a lo que no alcanzaba la primera vía llegaba la segunda: total al año siguiente seremos más ricos y podremos devolver lo prestado y sus intereses. 



            Cuando la cántara se rompe y la leche se derrama, se ve el "abujero". Y entonces llega el problema: no hay con qué pagar. Se empeñan las joyas de la agüela, e incluso se venden, pero esto sigue sin alcanzar. Hay que pedir más dinero a crédito pero ya nadie te fía... La hecatombe. Cuando esta situación se produce en familias y empresas las soluciones han sido variopintas: históricamente el acreedor hacía suyos los bienes del deudor y su persona (y los de su familia): los convertía en esclavos; si el deudor y su familia eran muy feos o inútiles los sacaba de la ciudad y los despedazaba "trans tiberi". Esta solución, que parece desusada, es, por otro lado la preferida por los mercados y por los capitalistas de pro. 



            Tras varios siglos "de civilización" se pasó a la prisión por deudas: al que no pagaba se le encerraba en una especie de cárcel donde permanecía retenido hasta que pagara sus deudas. Como resultado perdía su trabajo o negocio y se veía obligado a quedarse recluido por los restos. La ineficacia del método salta a la vista: el acreedor no cobra nada y al Estado le cuesta la manutención (bien es cierto que no les daban de comer, ni de vestir, pero por lo menos había que pagar a los guardianes. Para compensar Dickens nos hizo pasar buenos (Pickwick) y malos (Copperfield) ratos a cuenta de este sistema. 



             Después de tropezar mil veces con la misma piedra, aprendimos que lo mejor en estos casos es dar al acreedor "ajo y agua": despídete de cobrar una parte y espérate a cobrar la otra, lo que jurídicamente se llama una "quita" por lo primero y una "espera" por lo segundo. De esta manera el "bisho" podría recuperarse y seguir produciendo, o, en el peor de las cosas, podría ordenada y dignamente retirarse de la escena. Al superhéroe justiciero que (para los demás) todos llevamos dentro se le abren las carnes ante solución tan injusta, pero el economista sabe que ésa es la única forma de no empantanarse en un estancamiento sin fin.


Todo el mundo lo sabe. Todo el mundo sabe que si, por arte de magia, todos los deudores actuales quedaran liberados de sus deudas la economía se recuperaría echando "mistos", a costa, eso sí, de los acreedores. Una cosa intermedia también valdría, una parte a costa del acreedor y otra a costa del deudor. Pero el acreedor no quiere: tiene la sarten por el mango y a las agencias de calificación en nómina y se le ha metido en la cabeza que tiene que cobrar hasta el último euro que se le debe y con intereses. Y que si no no vuelve a prestar un euro. Para eso saca al teatrillo a las dichosas agencias y señalan a los países que intentan el escaqueo, para que los otros que tienen pasta tampoco se la presten.


Y que pasa con el político que, como Solbes, vivaquea en la primera clase de la Unión Europea. Pues, división de opiniones: unos dicen que sean los acreedores parte del desaguisado y otros dicen que, no que sean los contribuyentes los que lo hagan. Ya sabemos que el acreedor tiene forma de banco, de hecho ya sabemos que el acreedor es sieeeeeempppre un banco. Los primeros dicen eufemísticamente que la banca privada tiene que contribuir a parte del rescate de Grecia; el españolito que oye la noticia piensa que lo que quieren decir es que los bancos deberían también arrimar pasta al país heleno, prestándosela para que salgan a flote. ¡No!, la pasta ya se la prestaron, lo que quieren decir es que se retrasen a la hora de exigir la devolución de la que ya vence o que se despidan de parte de ello. Lo que pasa es que si lo cuentan así cunde el pánico. 



              Los de la postura contraria lo que quieren es que los demás Estados presten a Grecia (en buenas condiciones, es decir, regalar una parte y exigir su devolución muy tarde) el dinero que les hace falta. Como estos otros Estados no pueden pintar el dinero lo tendrán que buscar de las dos formas antes dichas: o mediante su recaudación tributaria interna presente o mediante el préstamo "de los mercados", que habrá que devolver en los plazos y al tipo que los mercados digan, es decir que habrá que devolverla con la recaudación tributaria interna futura. Lo hagas como lo hagas palman los contribuyentes: pero esto no lo pueden decir porque les corren a gorrazos. 



            Y.. ¡Cágate lorito!, Alemania es de los primeros y nosotros de los segundos. ¿Por qué? Dejando aparte la morbosa explicación que anticipa que ZP se sentará en el Consejo de Administración de algún gran banco en menos de un par de años (se admiten apuestas, cruzo un euro con quién sea), la explicación económica es mucho más simple: hay dos razones poderosas para que este Gobierno en descomposición ( y el que sigue) no pueda hacer otra cosa. 



          Las dos razones son las siguientes: 



         En primer lugar porque los acreedores a los que hay que parcialmente habrá que "jeringar" son los bancos, los bancos de todo el mundo y entre ellos también nuestros bancos. Y nuestros bancos tienen en estos momentos más agujeros que un queso gruyère. Es lo que faltaba a unas entidades crediticias como las españolas, con la solvencia de la casa del primer cerdito, gracias a la burbuja inmobiliaria, a las políticas fiscales de los gobiernos de Aznar y ZP, a la "estrecha" vigilancia (es un sarcasmo) de MAFO, en incluso a los padres de MAFO por el mal día en el que engendraron a esta criaturita. En fin la solución puede ser lo que nos faltaba por padecer a los rasgos castizos de esta crisis mundial. 



           En segundo lugar porque una vez que Grecia entre en lo que antes en nuestra legislación mercantil se llamaba quiebra o en lo que se llamaba suspensión de pagos y hoy a ambos casos se denomina concurso, los temores de que otros vayan detrás hará que nadie te preste dinero, si tú eres el siguiente de la lista. Y es fácil que estemos "nominados" gracias a este Gobierno (y oposición) que se han encargado de "vender" que somos iguales a Grecia, Portugal y España (aún cuando en el artículo sobre España del último número de NewLeftReview demuestra que no es verdad, que somos más de doble de PIB que esos tres Estados juntos), imagen que se ha construido a partir de un Presidente de Gobierno inepto y con complejo de inferioridad, con la impagable ayuda de un líder de la oposición dispuesto a cualquier cosa por recuperar la poltrona que le fue arrebatada por una conjura islámico-etarra-rubalcabiana universal. Bueno, sea como sea, el caso final es que hay estamos en el RAE de los mercados. 



            ¿Y ahora qué? La verdad es que estamos jodidos, muy jodidos... pero contentos. Hace un año ganamos el mundial y de momento este país cierra por vacaciones. ¿Y si somos los mejores, bueno y qué? ¿y si somos los mejores bueno y qué? ¿ y si somos los mejores? ¿y si somos los mejores? ¿y si somos los mejores bueno y qué?








Y este menda se va de vacaciones hasta septiembre. A ver si para entonces ya nos han conquistado los marcianos y esto se arregla.

viernes, 1 de julio de 2011

Carta con respuesta (y larga)

           Escribe un lector en mi blog:


Buenas, acabo de aterrizar en este blog y me gustaría plantearte un par de cuestiones como experto en economía.


Llevo oyendo bastante tiempo que las rentas del trabajo han ido disminuyendo su valor real a raíz del comienzo de las políticas neoliberales (por ejemplo lo dice Chomsky)y siempre me ha parecido bastante lógico. En los ochenta mi padre mantenía a mi madre y 4 hijos, tenía piso, coche, luego un piso vacacional, y es electricista. Yo como ingeniero apenas me mantengo a mi y a mi hija. El caso es que mirando la renta media está ha ido aumentando desde los 70 hasta la actualidad ¿hay algún estudio serio sobre el tema? Gracias





              Estimado lector: Te agradezco el halago pero como experto que no soy no te puedo recomendar nada. Como aficionado, sin embargo, te propongo varias cosas, en tres niveles distintos:


              En el plano académico nada mejor que consultes la mejor base de datos de recursos científicos disponible en España: dialnet. Allí seguro que encuentras abundantes artículos sobre el tema. Si quiere una mira más amplia consulta (si tienes acceso por alguna institución universitaria) bases como jstor. Si mantienes tu interés en otoño y no puedes acceder, entraría yo y te buscaría algo.



           Si te va el bricolaje ahí, en el INE tienes suficientes bases de datos para, como en el "iquea", montártelo por tí mismo. Eso sí, si descubres algo, tardarán tiempo en reconocértelo: por ejemplo la inflexión a la baja en el gasto social que se inició en la última etapa del Gobierno González por el ínclito Perico (y que continúo luego Aznar), a pesar de ser evidente con un simple gráfico de excel, fue negada, todavía en 2.004, por ardientes militantes socialistas, cuando se produzco el “restablecimiento” de Solbes. Aún hoy la militancia socialista cree que los recortes en el gasto público y especialmente en el gasto social se iniciaron en 1.996 y por más que les enseñes los datos del Instituto Nacional de Estadística no van a cambiar de opinión.



            Si finalmente quieres algo más divulgativo, puedes encontrar cosas, sobretodo en la página web de Vicenç Navarro, que es el mayor/mejor divulgador sobre el problema del empobrecimiento de las clases trabajadoras. Utiliza muy bien el concepto de UPC (unidades de poder de compra) para poder medir ese empobrecimiento. Ten en cuenta que el menor acceso a bienes y servicios de las clases trabajadores en los últimos cincuenta años afecta no sólo a los bienes y servicios suministrados por el sector privado, sino también a los suministrados por el sector público (Sanidad, Educación...) En este sentido no me cansaré de recomendarte su excepcional libro “El subdesarrollo social de España. Causas y consecuencias”, que, escrito en 2.006 (la época del “tutto bello”) ya avisaba de lo que iba a pasar y de las traiciones que iban a cometer los de la “tercera vía”.



           El resto va de oídas: recuerdo que hay una obra colectiva, que prologaba el propio Navarro, sobre este problema, que utilicé en un trabajo del curso de doctorado sobre el Estado de Bienestar y que podrías rescatar de la mula (El Estado de Bienestar en España) También recuerdo que en la página web de Stiglitz (que, no lo olvidemos está ligeramente más escorado a babor que el más conocido Krugman) había cosas sobre ese empobrecimiento en los Estados Unidos, porque encargué algún trabajo sobre ello a los alumnos hace tres años. Tienes también artículos seguro en The Nation, y recuerdo uno reciente en Newleftreview... Hasta en sitios conservadores como la Royal Economic Society hay, gratuito, algo sobre el tema.



             Si lo que quieres es una opinión personal tengo que decirte que el ejemplo te ha quedado “nikelao” porque es precisamente el que pongo en clase: Los Alcántara en su primera temporada: un ordenanza casado con un ama de casa mantiene tres churumbeles y una suegra, uno en la Universidad, otra de “picospardos” y un tercero gastando a todo trapo en el kiosko... ¡Años sesenta! Hoy en día no se mantiene una familia así ni con el sueldo de un controlador. 



          Cuando hago esta observación en la “universidad de la experiencia”, como resultado de la infame contaminación mediática, algun@ contesta que lo que pasa es que hoy la gente quiere tener de todo y que por eso las familias menguan y los restantes creemos que vivimos mal: ¡no sabemos lo que es el hambre porque no vivimos la posguerra!



             Y tienen razón: con los sueldos actuales podríamos mantener familias multinumerosas a base de vivir en la calle, vestirnos con un saco y comer patatas: y con eso seguramente superaríamos los umbrales de bienestar no ya de la dichosa posguerra, sino, seguramente del 95% de la Historia de la Humanidad o de la población mundial según se mire... pero ese no es el problema. El problema tiene que ver con el concepto de salario, que es la retribución que se ofrece por “alquilar” tu fuerza de trabajo. El importe de ese salario, al contrario de lo que nos cuentan los economistas dominantes, no depende de curvas ni cosas raras sino que se establece en función de la capacidad de reproducción de esa fuerza de trabajo, de la misma forma que la necesidad o no que el capitalista tiene de esa fuerza de trabajo depende de lo que vaya a hacer y no del hecho de que las leyes permitan el despido libre o prohíban las huelgas. Pero como en este país estamos en la edad de piedra todavía no nos hemos enterado del asunto, que en resumidas cuentas consiste en algo tan sencillo como saber que se creará empleo si es que hay algo que hacer y que la retribución a los trabajadores será la impresdincible para que no se mueran y sigan trabajando (ellos y los que vienen detrás) en lo mismo que venían haciendo.



           Esta retribución de la fuerza de trabajo “la mínima para permitir su reproducción” varía con el tiempo: cuando para lo único que servía un trabajador era para tirar de un carro, con la comida valía. Cuando empezó a servir para hacer algo más hubo que cuidarle un poquitín más: formación para que entendiera las órdenes, algo de lectura para comprender el manual de instrucciones... y así progresivamente hasta llegar al estado actual en el que si éste fuera, por ejemplo, un país de médicos, habría que retribuirles también por el coste de las pelotas de golf extraviadas en un bunker de arena, porque para el profundo y refinado espíritu de un galeno, es preciso ir a dar palos a una bola al campo, cosa que, evidentemente, el chavalín que hace doscientos años arrastraba una vagoneta llena de carbón por el interior de una mina no precisaba: ahora que si quisiéramos volver a pasar de un país de médicos a uno de mulos, no tendríamos más que empezar a recortar las retribuciones, hasta que vuelvan a vestir de pana y a entretenerse bebiendo en el bar (que es más barato que jugar al golf) y asunto concluido: ¡ahora bien! ¡No pensemos que van a seguir encima de sus hijos para que saquen un 9 en selectividad!



          Luego si el salario retribuye únicamente la reproducción de la fuerza de trabajo, al capitalista le ha venido dios a ver estos últimos años, y le ha visitado en, al menos dos ocasiones (en España tres): por un lado mediante el desarrollo técnico y la globalización que ha permitido producir más barato por lo que la “cesta de la compra” necesaria para la reproducción de la fuerza de trabajo se ha abaratado, que es tanto como decir que con la misma pasta que suelta al obrero, éste ahora puede comprar más cosas, en particular cachivaches electrónicos que tienen la doble virtud de entretener e idiotizar. El interés por idiotizar es obvio pero es aún más importante el de entretener, pues al igual que “el diablo, cuando está ocioso, con el rabo espanta las moscas”, el pueblo cuando dispone de “free-time” y no está distraído con algo, le da por pensar y prepara revoluciones. Bueno pues gracias a ello el capitalista no ha tenido que subir el salario real del obrero: ya ha conseguido que por ese mismo salario el “bicho” tenga más cosas para reproducirse.



           Luego viene la segunda aparición en forma de crédito al consumo: tampoco es preciso subir los salarios reales, que pague los bienes y servicios que necesite para reproducir su fuerza de trabajo “a crédito”: negocio redondo: el capitalista sigue vendiendo sus productos, el obrero no pide aumentos de salario y hasta la banca gana... Y en esas estamos.



           La tercera aparición, más castiza, como en el Palmar, tiene que ver conque en este país no sabemos hacer la o con canuto, no porque seamos tontos, sino porque el que tendría que poner el canuto, el boli y enseñarnos, aunque luego sea para vender las obras maestras que garabateemos, prefiere colocar el dinero en yates, casinos financieros, casinos de los otros, cacerías... Cualquier cosa antes que ampliar la empresa y vivir preocupado como un pringado, en lugar de como un señorito andaluz, de los de toda la vida. Como resultado de esto aquí sobramos la mitad, y al igual que con los “cottager” irlandeses, nos pelearemos unos con otros por coger el último empleo que quede, aunque sea por un euro de salario.





          Como resultado de todo ello, los obreros cada vez vivimos peor. Y de nada sirve que tengamos cada vez más hijos, compremos en el rastro o volvamos al cocido... El capitalismo sigue implacable hasta su destrucción. Un botón o mejor tres, sirven de muestra: fíjate en los lectores de este blog: R. hijo de un tendero, pudo estudiar “teleco” y seguramente sus padres pudieron dar carrera a sus hermanos... ¿podría él hacer lo mismo con sus hijos? H. por su parte, empresario hijo de empresario: su padre también le dió carrera y todo lo que quiso, mientras acumulaba dinero, empresas, medios de comunicación... Hoy su hijo hereda parte del “pastelito”, ¿podrá dar a sus hijos lo mismo que recibió?... O el caso del que esto escribe: hijo de funcionarios, dieron a sus nueve hijos carrera y medios para preparar oposiciones... Hoy, para dar salida a nueve hijos, hay que ser Emilio Botín.